abril 18, 2012

No me gusta la sensación de esta mañana, y no sabría decir si es porque no la conozco, o porque es demasiado familiar. Me siento desenganchada, insegura, carente de un suelo donde pisar, y eso me aterra. No es un sentimiento que pueda expresar con palabras; podría decir que me oprime, que aprieta mis pulmones y me hace dificultoso respirar.

Es esa sensación de sentirse completamente perdida, como si realmente estuviese comenzando a quitarme ese maldito vestido. Lo hago muy despacio, mirando a todos lados cuidando que nadie me vea desnuda; lo hago aguantando la respiración, no sea que algo inesperado ocurra y arruine este momento.

Sé que se esconderá y me obligará a detener mi hazaña, que se pondrá a gritar y a patalear, y entonces tendré que prestarle toda mi atención y dejar el cambio de vestuario para otro día. Ella sabe lo que quiero hacer, y en esta situación es la más afectada, la más débil.

Por eso, decir que ahora mismo tengo miedo es quedarse corto. Es ella, soy yo misma la que me impido cambiar de vestido. No quiero verme desnuda frente al mundo entero. Tampoco quiero que el día empiece. No quiero tener que ir a clase y salirme una hora antes para poder estar en Torremolinos a las 14:30. Ni siquiera quiero quedarme en casa en lugar de ir a clase, porque entonces me queda demasiado tiempo para pensar. No quiero, no puedo, tener que llevar tanta responsabilidad sobre mi espalda cuando lo único que quiero es quedarme en mi agujero y disfrutar de mi querido vestido frente al espejo.

Siento que mis obligaciones me presionan. Por eso se rompió el saco.

febrero 15, 2012

Querida Victoria:


Te escribo esta carta porque, quizás, con tantas divagaciones que estás teniendo últimamente, me hayas olvidado.
No sé si te habrás llegado a dar cuenta, pero últimamente estoy fatal, estoy hastiada, agotada, derrumbada; estoy por los suelos. Por supuesto que hay días en los que me encuentro un poquito mejor, pero no es más que esos días en los que dejas un poco de lado tus divagaciones para refugiarte en mí; en esos momentos siento una calidez que me reconforta y que me ayuda a estar un poco más tranquila, o ignorante. Cuando peor estoy es cuando dejo de existir para escucharte. Escucho tus continuas quejas a grito pelado, que tanto me hieren, que tan inferior me hacen sentir, tan desprotegida, tan sola. A veces incluso creo que vas a romper a gritos, como una loca, y que, de ocurrir tal cosa, la que saldría peor sería yo; porque, es cierto que tú no paras, que estás continuamente trabajando, pero todos esos actos tuyos acaban en mí, acaban dejando huellas en mí, y, con el tiempo, tanta piedra acumulada se va convirtiendo en una carga enorme que me veo incapaz de soportar.

Cuando consigues callarte un poco, sonrío con dulzura y respiro tranquila. Sé que hay muchos problemas, lo sé al igual que tú también lo sabes, pero en ese momento descansamos un poco de tanta lucha, cosa que viene bien para tomar impulso y continuar luchando.

Tú sabes perfectamente qué es lo que más nos duele. Sé que lo repites constantemente, y cada vez que lo haces, peor sienta, peor me sienta. Lo que quiero que comprendas es, que necesito que dejes de repetirlo, porque, sinceramente, no sé cuánto voy a poder aguantar. Hay momentos en los que creo explotar, creo que puedo explotar en mil pedacitos; tengo miedo de llegar a eso, no sé qué puede haber más allá de eso, quién sabe si me vuelvo a mi agujero. Y sé perfectamente que no soportas que me encierre allí, sé que no puedes seguir luchando sin mí.

Hermana mía, me rompo en mil trocitos cuando me siento tan lejana de él. Es más, lo que realmente me hace llorar es pensar que él no me conoce, que ni siquiera sabe que existo, que jamás se ha parado a acariciarme, a sentir la vida que hay en mí, el torrente de sentimientos que soy y que inunda el ser que habitamos. Creo que él no sabe cómo llegar a mí, cuando es tan sencillo como cerrar los ojos y detener la mente, sentir. No entiendo que haya cosas con las que sí pueda hacer eso, y cosas con las que no.
Me inunda una tristeza enorme cuando pienso que yo tampoco le conozco, porque él no sabe lo que es el acercamiento. Me apena pensar que algún día tenga que irse por no saber de estos temas.

Yo le grito, hermana. Le grito tan fuerte que me quedo sin voz. Me lleno entera de aire y le grito que le necesito junto a mí, que necesito que esté en nuestro hogar, que no se vaya él, y que no me deje ir a mí; le grito que me siento sola, perdida, que siento como si todo el mundo estuviera en mi contra, incluso él; le grito, e incluso te oigo a ti decirle cosas: te he oído decirle que cuando dos corazones se aman, no hay nada que pueda ponerse entre ambos, ni siquiera el mundo. Recuerdo cuando le dijiste que, si decidieses exterminar la sociedad, él debería estar junto a ti, aunque no estuviese de acuerdo contigo. ¡Vaya un ejemplo! Quizás por eso no te entendió. O quizás no nos entiende porque no hablamos el mismo idioma.

Creo que a ti sí te entiende, pero a mí no, y creo que es así porque él no habla mi idioma, él no habla el idioma del corazón, que poco tiene que ver con las palabras y el raciocinio.

Querida Victoria, no me olvides. Recuerda cuánto estoy sufriendo con esta situación. Estoy intentando ser fuerte, por ti, pero... no sé hasta cuándo voy a aguantar. Si, cuando quieras encontrarme, no lo consigues, recuerda que estaré en el fondo de todo esto, en ese agujero de paredes lisas donde sólo existe el gris.

No me olvides. Sé fuerte.

Tu hermana que te quiere,
Vicky.

enero 07, 2012

Estaba aterrada, así que me escurrí entre sus bracitos hechos de nubes rosas, con sus cabellos dorados rozándome las mejillas. Parecíamos un Picasso, tal era la impresión causada por una mujer adulta entre los brazos de un crío.

Sentía un miedo profundo, de esos que te hielan el cuerpo dejándolo a la interperie del mundo.

-¿Por qué tienes miedo?- me preguntó con preocupación.

Saqué mi cabeza de entre mis brazos y lo miré con asombro.

-No lo sé. A veces tenemos miedo y no sabemos por qué.
-Eso no tiene sentido. Si no sabes de qué tienes miedo, puedes decir que es de la oscuridad o de los fantasmas; pero no tener miedo de nada es como no tenerlo.

Pensé durante unos segundos. Metí mi cabeza entre mis brazos de nuevo, entre sus brazos, sobre su regazo.

-Quizás tenga miedo de la oscuridad- se oyó mi voz amortiguada por tanto bulto.



El viento nos mecía mientras flotábamos. Más abajo se extendía ya nuestro destino, aquel pueblecito inundado en una miríada de luces que calentaban las casas moteadas de nieve. Más allá, en las montañas, los osos dormitaban en sus cuevas esperando a una época que, por desgracia, jamás llegaría.

enero 05, 2012

Llevo varios días sin dormir una noche completa, sin interrupciones. Hoy me he despertado a las 5; después a las 7. Lo peor de esto es que me despierto sin despertarme, es decir, me "despierto" en un estado cercano al sueño, pero sin estar del todo dormida; a veces parece como si estuviera soñándolo.
Estas interrupciones me provocan una sensación de falta de descanso al despertar: suelo despertarme con dolor de cabeza y con algún dolor muscular, aleatoriamente en el cuello, en la espalda, hombros e incluso brazos.

No sé exactamente qué repercusión concreta está teniendo en mi vida, sólo sé que por una puñetera vez quisiera despertarme con esa sensación de haber descansado plenamente. Me encantaría levantarme cada mañana con mi cuerpo al 100% y, consecuentemente, con un gran optimismo. Lo necesito, sobre todo teniendo en cuenta cómo van las cosas últimamente.

Mi cuerpo parece haberse enfadado conmigo de nuevo. Me paso los días lánguida, sin ganas de nada, sin poder apenas caminar. Me siento muy impotente cuando me cuesta dar un paseo, mover los pies uno tras otro y caminar.

Ahora ya sólo me faltaba un bulto misterioso que, seguramente no será nada, pero me acojona por encontrarse tan cerca del instrumento con el que pretendo realizar mis sueños.

Ahora viene la parte chunga chunga de verdad. Se me ha roto el cacharro de la sociabilidad (de nuevo). No se trata de pedir perfección, se trata de pedir un mínimo trato de respeto, de ese mismo respeto que le doy al resto. Por ahora quiero alejarme de todos; parece que mi cuerpo y mente sólo toleran a una persona junto a mí (mi familia es algo obligatorio, qué le vamos a hacer), y la música no me tolera a mí, qué bien estamos.

No estoy negativa, estoy altamente hormonada; ahora mismo mis hormonas están celebrando un guateque en toda regla dentro de mí. ¡Qué pena que no se me quedaran estas tetas para siempre!

diciembre 14, 2011

kapputt

Hasta la presente no puedo evitar las ganas de vomitar, ese ligero desazón en mi estómago que me impide relajarme. Así estoy desde anoche, desde mucho antes de cerrar los ojos y dar el día por terminado.

Hay una batalla librándose en mi interior actualmente; siento una pena enorme por la pequeña Vicky, que observa con un pavor paralizante cómo pasan las horas sobre Victoria. Victoria se mantiene pensante, temerosa, angustiada, hastiada, abstraída, derrumbada, derrotada; me quedaría con el último estado si tuviera que elegir.

No quiero llorar. A veces siento las lágrimas en el mismísimo límite de la córnea, acariciando mis pestañas. Esta tormenta en potencia es lo que llevo ahora mismo dentro, y no, no me cuesta. No me cuesta porque me pesa tanto este dolor ancestral, que tengo que evitar que mis lágrimas se conviertan en el peso que tire de mi corazón; no me cuesta guardarlas, perderlas de mí es lo que realmente me cuesta más.

Llorar sería firmar una declaración aceptando mi debilidad, y ahora no me puedo permitir ser débil. Cuando has librado tantísimas batallas, te creas cierta alma de veterano, cuya primera regla es no ser débil nunca; en ello estoy.

Juego con la risa de mi lado.

Siempre he sido una persona muy fuerte. A veces no lo he sabido, o lo he olvidado. Pero la vida me ha llevado a ser alguien fuerte, a saber sacar esa fuerza sean cuales sean las condiciones externas.

No duele lo reciente. Lo reciente es algo con lo que puedo vivir.
Lo que duele es todo lo que le precede. Me puede. A veces me puede.

Los yogures caducan. Ya avisé.

diciembre 12, 2011

12/12/2011

Hoy, 12 de diciembre, es el segundo lunes que me cuesta tanto “arrancar”. Cada semana me cuesta más que la anterior, quizás sea por mi reciente rutina cuyo único fin es sacar todo lo que estoy estudiando adelante. Lo que más problemas me da es el lenguaje musical, la parte auditiva, ésa en la que, si no tienes el oído desarrollado, acabas dándote cabezazos contra una pared y preguntándote por qué demonios tus padres no te obligaron a entrar en el conservatorio antes.

Hoy, mientras me alisaba el pelo, he estado intentado hallar una excusa para no ir a la Escuela de Idiomas; luego mi parte responsable me ha recordado que el viernes tengo examen de alemán, y que faltar a clase por estados de ánimo no era lo más apropiado. Me he arrastrado hacia la parada de autobús, y no digo “arrastrar” porque haya ido arrastrándome literalmente hasta allí, sino porque mi mente me repetía una y otra vez que prefería no ir, que odiaba a todas las personas del planeta que se cruzaban en mi camino, que todos debían morir y que ninguno debía mirarme o siquiera hablarme.

Cuando por fin me he subido al autobús, mi mente (que comenzaba a asimilarse a un crío pequeño enrabietado por algún capricho sin satisfacer, había cambiado el odio pasivo por un deseo irrefrenable de que algún superhéroe apareciese y me animase, que alguien me llamase al móvil y me dijera algo así como:
Laura, sé que estás jodida. Sé que es lunes, sé que eres más Garfield que cualquier estudiante o trabajador con el fin de semana libre, pero tienes que empezar de alguna forma. Quizás te va a costar más hoy, que es lunes, pero verás como poco a poco todo será más fácil, conforme vayas haciendo tu semana. Por la gente no te preocupes, no dramatices: si no quieres ser simpática, no lo seas; si no quieres sonreír, no sonrías. Te quiero, bicho.

No sólo no he recibido tal discurso, sino que además he creado juicios, exigencias a mí misma sobre cómo debía afrontar mi lunes y lo mal que en realidad lo estaba haciendo; cosa que me hunde más y más. Pero soy fuerte (o pretendo serlo al menos), así que no dejo que me hundan esos juicios, y, poco a poco, el día se alegra con ciertas conversaciones sobre el conservatorio o ciertas gilipolleces en clase de alemán.

Todo parece ir bien.

Vuelvo a casa abstraída en mi música, escuchando el nuevo disco de Nightwish y pensando en cómo cojones voy a sacar todo lo que tengo en mi corazón y mente. Porque tengo algo ahí dentro, una maraña de algo que debe salir. La “cosa” es así:

- recibo mucha información, mucha música, mucho arte, mucho sentimiento; ahora bien, toda esa “materia”, por llamarla de alguna forma, tiene que salir, porque si la sigo reteniendo en mi interior, VOY A ESTALLAR, JODER.

El problema es que no sé cómo hacerlo. Y ahora viene la parte dolorosa para cierta persona que ni siquiera sé si leerá esto, y que, de hacerlo, me va a putear.

Sé que para que una relación (de cualquier tipo) funcione, hay que decir las cosas, ser sincero. Voy a ser bastante sincera. Sé que debería decírtelo a ti, en lugar de dejar que pueda leer esto el mundo entero. Pero ésta es mi forma de decir las cosas (sí, soy muy orgullosa y no soy capaz de decirte esto; escribo y espero a que lo leas, y si no lo lees, encima me cabreo… ¡soy mujer!, ¿recuerdas?)

  1. Aquí viene la enumeración del infierno (o infernal, a gusto del consumidor). Me jode bastante que para que tú y yo compongamos, tenga que ser yo la que diga: hoy quedamos para componer. Luego se te antoja a ti componer y piensas en tu grupo, o en Mingo (perdón por poner tu nombre, chato, pero no se me ocurre otra cosa…), como hiciste el martes de la semana pasada (me lo dijo la mujer del ya nombrado). Me jode que sea yo la parte activa, la que tiene algo que expresar y piense: quizás él pueda ayudarme, en lugar de ser tú quien vengas a mí con cierta idea que quieres trabajar conmigo; lo que me lleva al segundo punto.
  2. Como ya he dicho antes, empiezo a temer que no seas tú quien pueda ayudarme a sacar lo que tengo dentro, lo cual significa mucho para mí. La persona que amo tendría que ser capaz de sacar algo así, es más, esa persona debería ser capaz de sacar lo mejor de mí. Y tú, no es que no seas esa persona, es que no te esmeras en serlo. Además, de esta forma me siento poco valorada por ti, poco "aprovechada".
  3. Esto va por ti y por más gente. Odio, detesto, aborrezco, y todos esos verbos que se puedan expresar con un emoticono de :caritaamarillapotandoverde:, que me distribuyáis el tiempo. Me explico. Eso de: quiero quedar con ella, quiero verla, pero seguro que está estudiando, trabajando, o tocándose las bolingas, que para el caso es lo mismo. No quiero que me hagáis tal “favor”. Prefiero que me preguntéis, y que no deis por hecho que no voy a poder quedar. Esto, aplicado al día de hoy, lunes 12 de diciembre del puñetero 2011, quiere decir que me jode bastante que la semana pasada yo pasase espontáneamente por tu casa para componer (véase que me jode ser yo la única que ha dado el paso de ir a tu casa a componer), mientras tú pasas de quedar conmigo hoy, teniendo en cuenta que no tienes exámenes esta semana. Me sigo explicando que creo que está lioso. Lunes de la semana pasada: discutimos. Martes de la semana pasada: no quiero quedar porque no quiero discutir más; tú quedas con Mingo para componer (OLÉ TUS HUEVOS). Miércoles de la semana pasada: YO voy a tu ensayo. Jueves de la semana pasada: no recuerdo. Viernes: voy a tu concierto (mejor me callo aquí). No sé qué días de hace dos semanas, fui a tu casa también a componer, una vez había terminado de estudiar. ¿Qué tal si contamos cuántos días has venido tú aquí entre semana, aprovechando algún hueco libre de tu apretada agenda para venir a verme? Mmmmmm… ¡CERO! Por eso, hoy esperaba que me dijeras: ¿puedo pasarme un ratito por tu casa? (no, Laura, no esperes nada de nadie…) Pero no. Hay 3 posibilidades: 1)has ido a la academia (me da que no, no tienes exámenes); 2) has quedado con Mingo para cualquier gilipollez; 3) has quedado con Ale para hacer skate. La cuarta sería que has ido a comprar la cuerda, pero combinada con la 2) ó la 3), por supuesto. Bien. ¿Ha quedado claro? Pero tú dices: está estudiando, no tiene tiempo. Parece ser que damos las cosas por supuesto en lugar de preguntar. ¿Tengo que ser la que te diga: hoy quiero salir un ratito, voy contigo a comprar la cuerda.
  4. Hay más cosas que me joden, pero no las recuerdo.

En fin, éste es mi lunes 12 de diciembre del jodido 2011.
¡Me haría tan feliz que alguien (tú) viniera a hacerme una visita después de una tarde tan larga de estudio! Ya le dije a Patri cuantísima falta me hacía salir entre semana para despejarme un poquito.

Los seres inteligentes dirán a estas alturas: y ¿por qué no le dices que vaya a verte? ¿Por qué no le dices que quieres componer, que te ayude a sacar esas ideas que te comen por dentro? ¿Por qué no le dices que estás cansada de que no te haga caso en temas de música? ¿Por qué no le dices lo importante que es para ti la música y lo poquito que él te está aportando? ¿Por qué no le dices que si las cosas siguen así, dejarás la relación para buscarte a alguien que realmente te complemente, que realmente entienda la música como tú lo haces, que realmente sepa extraer esas ideas de tu cabeza, y que, si no sabe hacerlo, al menos se interese en averiguarlo? ¡¿Por qué?! ¡¡Porque ya se lo he dicho!! Y ya no sé cómo decírselo más. Siento que las cosas le entran por un oído y le salen por el otro. Me frustro. Me siento triste por obligarme a estar en una relación así. Me siento triste por negarme una felicidad que me merezco y que, no digo que él no pueda darme, pero sí que no me la está dando.

Necesito mi otra mitad. Necesito un capullín así como yo, que se coja su guitarra y se venga a mi casa para enseñarme en vivo y en directo la nueva canción que ha compuesto para nuestro grupo. Claro que entonces yo le diría: ¿qué grupo es ése, capullín? A lo que él contestaría: he hablado con x, y me ha dicho que echemos los papeles, que va a mover hilos para que tengamos sala de ensayo en un mes; además, tengo varias ideas y varias personas con las que vamos a hablar los dos juntos para que les expliquemos nuestras ideas (porque aquí contamos los dos); y tengo muchísimas ganas de sacar esto adelante.

Eso sería ser activo. Eso es demostrarle a la otra persona que te importa. Eso, y no las palabras vacías que se las lleva el viento. Pero nos acomodamos en algo que ya tenemos, decimos que sí y damos ánimos, y luego desaparecemos.

Quiero un capullín que aparezca un lunes 12 de diciembre en mi casa, me llame al móvil y me diga: ¿Preciosa? A lo que yo sonreiría mirándome al espejo y diciendo: Dirme, guapo. Y él: ¿Te vienes a dar un paseo?

¡Y sí, joder! ¡Claro que me iría! Es más, esa persona especial me ayudaría a terminar bien un lunes que tanto estoy odiando. Esa persona se ganaría la mejor de mis sonrisas, mis mejores bromas, mis mejores miradas, mis besos más cariñosos, mis caricias más sinceras. Esa persona sería aquella con la que querría pasar el resto de mis días. ¡Y fíjese usted cuánta simplicidad! ¡Todo eso sólo por mover el pandero hasta mi casa con las intenciones de rescatarme de mi odiosa rutina!

En fin. Que yo ya no sé qué hacer. No sé qué decir ni cómo decirlo. No quiero más broncas, así que me callo y me aguanto. Y ahí es donde vuelvo a preguntarme por qué demonios aguanto estas cosas.

No me entiendo. A veces no entiendo por qué me condeno de esta forma.


Estoy llorando, hoy, 12 de diciembre.


Las cosas van a cambiar. Sé que para mal, pero ya no puedo más. No puedo seguir abriendo mi corazón, esperando algo que jamás llegará.

Se cierra el chiringuito. No me digas que no te advertí.

noviembre 30, 2011

Bullshit

Ayer me hinché de reír. Creo que fue la única cosa en todo el día que me arrancó la más sincera de las sonrisas:

¿¿No es graciosamente cuqui??

Te da penica por un lado en el sentido de "pobre!, quiero adoptarlo!", pero a la vez desearías que se quedara dentro de ese calcetín y que todas las mañanas fuera a la cama a despertarte así. Yo, sin duda, me levantaría todas las mañanas descojonándome viva.

Aluego, vi una cosa que me hizo querer ser mejor en lo mío, en el canto.



Esa señora tiene una pedazo de voz.

Ya por último, hoy me he dicho: ¿qué hago hasta las 11:30 (hora a la que parto hacia la EOI [Escuela Oficial de Idiomas])? Pues reírme otro poquito!!


Y así, queda demostrado que, aunque uno no sepa de qué escribir, siempre puede poner la primera gilipollez que se le venga a la cabeza =D

PD:
Una mué questaba comprando ner mercadona; Cohe una caha de leshe, un cartón de güevo, un bri de sumo de naraa y un paquete beicon. Mientra ponía loj artículo en la sinta de la caha, un borrasho cabía detrá della observaba con ditinimiento cada uno de lo artículo.Ar terminá, ...er borrasho la mira y ledise: Tú ere sortera'.La tía se quea to pillá po la sentensia, pero a la ve intrigá ya quella rearmente erasortera. Miró to losartículo que tenía sobre la sinta de la caha y no vio ná quepudiera habe hesho quer borrasho agquerozo eze deduhera quella era sortera.Ar fina, ganó la curiocidá y le preguntó ar borrasho:-'E verdá. zoy zortera. Pero.... ¿cómo la zabío?'Er borrasho contestó:-'Porque ere mú fea, ihaputa'

noviembre 27, 2011

illo illo illo

Maldito Jimmy.... xD
Sí, aquí está la tan deseada entrada. No tengo ni puñeteras ganas de escribir, pero tengo cosas que decir que no se pueden quedar en el olvido.
Para empezar quiero aclarar varias cosas:

1- En mi blog suelo escribir en plan poético, no por la métrica sino por la forma de escribir. Escribo en sentido figurado la mayoría de las veces, así que una entrada realista es algo que me cuesta bastante.

2- La culpa de esto la tiene Jimmy, sin duda. Llevo varios días dándole vueltas a esto de escribir aquí, y todos sabíamos que tarde o temprano ocurriría.

Aclarado eso, voy a lo importante.

Estoy muy feliz de haber conocido a Jimmy. Sí, al nuevo Jimmy. Con ello no quiero despreciar al antiguo. Pienso que el nuevo Jimmy es lo que es gracias al antiguo. Todos tenemos un pasado que nos hace ser como somos, por tanto, no hay que usar ese pasado de forma negativa sino al contrario; se debe mirar hacia atrás y sonreír de oreja a oreja admirando todos los obstáculos que hemos sido capaces de sortear con esfuerzo. A unos nos cuesta más, a otros menos, pero si se quiere, se puede. Estoy muy orgullosa de ti, y además te estoy muy agradecida por aportar ese buen rollo que todos necesitábamos. Sin duda, todos estamos más unidos desde que reapareciste. Espero que tú también estés feliz por ello =)

Quiero también agradecer a Mingo (a Carlos!) que hoy me haya llamado. Sé que le cuesta porque es muy olvidadizo. Por otro lado, yo también debería llamarlo. Lo importante es que me has llamado y que me ha hecho muy feliz eso, que te hayas acordado de mí. También me hace muy feliz saber que tienes un corazón tan grande; que en el fondo eres una persona maravillosa, cosa que no quiere decir que por fuera seas un capullo, lo que pasa es que, como hacemos todos, te cubres de ciertas coracillas de nada. Pero yo sé cómo eres en realidad, y tienes una luz tan grande que, en momentos como el del fin de semana pasado, no puedes evitar desprender algún que otro rayito ^^

Cuando volvía hoy a casa, he descubierto algo nuevo muy bonito. Me he dado cuenta de por qué hay tanta gente que quiere a Patri. Y no es sólo por ser tan auténtica. El secreto está en que es tan libre, que todos queremos poseerla de alguna forma, sea como sea. A todos nos encantaría tener un águila, ¿o no? Y salir a la calle y llevar el birsho en el brazo y decir: pues esto es mío. No es lo mismo que tener un perro, los perros no son tan "libres". Lo que vengo a decir es que a veces me gustaría atarla a mí, asegurarme de que siempre va a estar conmigo, porque es una persona que me gusta, que quiero tener a mi lado para siempre; el conflicto viene en que es un ser libre, más libre que muchos de nosotros. Todo eso no es bueno ni malo, simplemente me gusta.

Mi Rafaé también tiene una luz enorme. Creo que todos nos dimos cuenta aquel día. Valora a los que están cerca, les da su cariño y los trata como si fueran únicos en su especie. Gracias por hacerme sentir una persona buena, por hacer que de vez en cuando olvide cuán ogro puedo llegar a ser, por soportarme cuando soy más verde que Schreck. Ya te lo dije, pero lo repito: eres una futura persona grande, enorme. Estoy segura de que sabes exprimirle todo el jugo a la vida, sólo te queda dar con la tecla. Sé que algún día darás con el truco y serás alguien muy especial. Tienes el potencial, sólo te queda desarrollarlo. Y para eso estamos ^^

Me gustan mis amigos. Me da miedo implicarme mucho en esto porque todas mis relaciones anteriores con la gente han acabado en abandono y olvido. Me da pavor que algún día dejemos de vernos todos. Incluso entonces no sentiría haber perdido el tiempo. Pero... pensar que esto se pueda acabar me acojona sobremanera. Ahora estamos muy bien. Espero que todos nos demos cuenta y trabajemos juntos para mantenerlo así. Que nada ni nadie pueda con nosotros!!

Uno de mis mayores defectos (o al menos para mí lo es) es que soy bastante arisca. No soy de dar besos y abrazos y de sincerarme en plan moñas. Pero, hoy me permito el lujo, ya que lo hago de forma cibernética xD, de deciros que os quiero, y que cuanto más salgo con vosotros más feliz soy. Espero no explotar algún día xD

Feos! XP