Michelle danzó sin cese, temiendo que, de parar, perdiese el equilibrio obteniendo un viaje gratis directamente al suelo.
Temió que sus pies chocaran y cayese sin más.
Alzó los brazos uniendo sus manos sobre la cabeza, e intentó no pensar en la terrible caída que le esperaba.
Intentó apartar cualquier pensamiento negativo de su mente; pero le fue imposible.
Y tanto fue así, que finalmente terminó cayendo.
No pudo evitar las lágrimas cuando se vio tan inútil en el suelo, con las manos y las rodillas doloridas.
Se sintió realmente abatida.
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