marzo 29, 2009

Existen los momentos de felicidad...

He aprendido mucho últimamente, de hecho, ha sido cuestión de tres días.


El primer día aprendí a respetar a las personas que amo, aprendí a darles espacio, a dejar que pudiesen alzar el vuelo sin barrotes que nublaran su imaginación. El primer día me di cuenta de lo erróneo de mi comportamiento, de lo erróneo que siempre ha sido mi forma de contemplar el amor.

El segundo día lloré, lloré por cada cosa nueva que sentía, no siendo cuestión de tristeza, no, de hecho, las lágrimas derramadas estaban cargadas de una felicidad inmensa, eran lágrimas de orgullo propio, las lágrimas que provoca el seguir el camino correcto, un camino nuevo, adecuado, el camino de la Verdad.

El tercer día, el día de hoy, aún está en progreso, pero por ahora está lleno de sonrisas, de un sentimiento de felicidad, de ganas de vivir, ganas de estudiar incluso, ganas de observar el mundo, ganas de comerse ese mundo.


Ha sido cosa de tres días, pero ha sido una enorme vorágine de sentimientos; han sido pasos de gigantes.
Han sido tres días en los que ha nacido un sentimiento nuevo, un sentimiento que me ha despertado a un lienzo nuevo, un sentimiento que me ha dado renovadas ganas de ser mejor persona.

¿Comprendes ahora el porqué de mi felicidad?

¡Cuidado! Sé cuán arduo es el camino, sé que no será fácil, y que el haber descubierto el error no quiere decir que ya esté solucionado. Sin embargo, es un gran paso, es el inicio de la redención, es el comienzo.
Mis pies están sobre la tierra, voy a conseguirlo; confío en ello.

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