¿Sabes de esa sensación cuando sientes que... sobras?
Y encima se lo dices a la persona en cuestión y te dice "deja de ser el centro de atención por una vez". Respuesta que no me extraña dado que es lo mismo que le dice a su propia madre cuando las cosas no son como ella quiere...
Vas creciendo, y ya no tiene sentido estar ahí porque ya no les interesas. A mí me gustan más los cachorros que los perros adultos, tienen menos... encanto.
Cuando creces ya puedes defenderte tú solo, o eso creen, y así actúan.
Ya lo he asumido. Suelo asumir cosas muy rápidamente, quizás por mi inseguridad, quizás por lo estrictísima que soy, quizás por todo, quizás por nada, es igual.
Ya he asumido que mi vida pasará sin más, sin que nadie quiera descolgar su teléfono para llamarme.
¿Es eso querer ser el centro del mundo, mamá?
No. Te aseguro que no. Si quisiera ser el centro del mundo primero tendría que arreglar mi autoestima, y me da que me quedan lustros para algo así. Soy el centro, pero no del mundo, soy el centro de esta pequeña caja de cerillas en la que paso mis queridas vacaciones, con mis cactus, mi planta nueva, mis tortugas y mis peces. No sólo podría ser una reserva natural, podría ser incluso como Poison Ivy o algo así...
Con respecto a mi vida social. Yo creo que ni House tiene menos vida social que yo. Pienso en esas personas que salen, se divierten, tienen amigos y amigas con los que pasar una tarde de cafés, por ejemplo, y yo no tengo nada. Pero no porque no lo tenga realmente, sino porque ya estoy tan acostumbrada a no tenerlo, que incluso cuando se acuerdan de mí me niego a salir una y otra vez.
Estoy jodida por todos lados. Y habrá quien diga que todo es culpa mía. Y ¿qué le voy a hacer yo si me hicieron así?
Lo que tengo clarísimo es que todo seguirá igual hasta que llegue un día en el que tenga que elegir entre vivir así o no vivir.
Y, sinceramente, no sé qué demonios haré llegados a ese punto...
Y no, no felicito las navidades, no me seáis hipócritas, por favor...
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