junio 04, 2010

Me he sentado en una silla; no puedo más.
Quería mantenerme de pie, coger el teléfono, fregar los platos, limpiar los baños.
Mi cuerpo parece no estar de acuerdo con ello.


Mis niños nadan en su pequeño mundo acuático de plástico, que podría ser de cristal de no ser por lo frágil que podría resultar su seguro de vida.
Mis niñas también nadan en un mundo actuático de plástico, sólo que, por su tamaño, viven en un universo de mayores dimensiones.
Adoro las cabriolas de burbujas de los primeros; adoro las ansias por alimentarse de las segundas.


Ellos nadan con gracia, con elegancia. A veces se quedan parados en el fondo de su mundo, muy en el fondo; me pregunto si están pensando el porqué de su enclaustramiento...


Sigo bastante cansada. Puedo engañar a mi cuerpo con el café, pero no a mí misma; estaba consiguiendo dejarlo, y ahora vuelvo a las malas costumbres.


No quiero pelear con nadie, no quiero problemas; en caso de opiniones enfrentadas me decanto por la ignorancia hacia mi persona. Yo opino lo que quiero, cuando quiero, como quiero. Todos somos libres.


Estoy cansada de los "maestrillos de la vida" que no tienen ni idea de qué va la historia. Las únicas palabras que importan en mi vida son las de mi bendita madre, que podría traducirse en la única luz que brilla cuando todas se han apagado, cuando me encuentro sola en ese agujero de muerte en mitad de Vicky y Victoria.
A veces las niñas se vuelven en mi contra, a veces yo misma soy mi peor enemiga, y es esa luz la única que apuesta por mí, la única fiel defensora de lo que soy y de lo que puedo llegar a ser.


El amor de madre, dicen.



No me hago mayor, Carlos, simplemente maduro. Y a veces odio madurar como lo estoy haciendo: a base de palos y desengaños, o desengaños y palos.


Para los demás, quisiera añadir que no quiero ser tu amiga si tú no quieres que yo lo sea, no quiero obligarte a nada. Pero sí te diré algo: puedo ser la mejor amiga que nunca jamás habrás conocido, y sabes por qué? Porque yo tengo la mejor amiga que jamás conoceré en mi vida: mi madre. Sé qué es ser una buena amiga, y sino no te preocupes, mi mamá hará de abogada entre las partes implicadas y me castigará...


Ciertamente... últimamente me siento sola de alguna u otra forma. El ser humano suele sentirse solo, así que no me extraño. Sin embargo, sé que es culpa mía, sé que me estoy distanciando, no me pregunten por qué... Me dejo llevar sin más, quizás sea que necesito estar sola. "La naturaleza es sabia".


Estoy orgullosa de ser quien soy, ahora sólo falta creérmelo.


Y a mi cuerpo le ruego que recupere su energía vital, aunque sea la mínima para levantarme de esta silla y realizar mis tareas más básicas (que no, no es defecar, gracias).

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