diciembre 12, 2010

Sweet Christmas?

¿Cuándo despedí a mi niñez?
¿Cuándo dejé de adorar el olor a humedad, el titilar de las lucecitas de colores que se extienden sobre el mar de pececillos que nadan a la deriva?

Quiero establecer el momento concreto en un calendario, ese preciso momento en el que dejé de adorar los últimos días del año para detestarlos por completo.
Antes me parecía tan entrañable la reunión familiar que nos obligaba a apretujarnos alrededor de una mesa mientras la calefacción hacía de las suyas en nuestros peinados (totalmente improvisados dada la informalidad familiar del asunto, of course).
Antes deseaba fervientemente ver aparecer esas lucecitas, el enorme árbol de la Plaza de la Constitución, la hilera de tiendas improvisadas en el Parque, el frío invernal que te hace sentir tan viva, los puestos de buñuelos... los puestos de buñuelos!!
Antes anhelaba el día en el que mis padres y mis hermanos "montábamos" el árbol, y ahora no dejo de cruzar los dedos para que no me incluyan en tan ardua tarea.

¿Cómo he llegado al punto de desear que todo acabe rápido?
¿Será quizás porque te vas, porque no sé cuándo volveré a verte de nuevo?

No sé... El año pasado también odiaba toda esta parafernalia, aunque las luces se salvaban de tan terrible juicio...

¿Qué ha sido de mi "espíritu navideño"?

1 comentario:

  1. Ya, y luego te quedas embobada con las luces de calle Echegaray con esa cara de borracha que te caracteriza los Viernes y Sábados.

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    ¡Ay! Nuestro Micke.

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