noviembre 22, 2010

Some enchanted evening...

¿Cómo me dijiste ayer?
Fue algo así, en español, como: conoces a mucha gente, a montón de gente nueva; siempre estás conociendo a gente nueva, pero de repente, una noche, conoces a una persona en concreto, y es con esa persona con la que quieres estar...

Y lloré...
Te juro que lloré.
Lloré de felicidad, de plena felicidad, de estar allí contigo como si el resto del mundo no existiese, como bien me dijiste tú. En un punto concreto entre Suecia y España, España y Suecia; en un punto más allá de los límites geográficos y políticos.

Y como bien te dije, en español, al fin has llegado. Al fin he encontrado a la persona que he estado esperando durante toda mi vida. Ese chico rubio y guiri...
Soy consciente de la diferencia de edad, pero no me importa; ni eso ni nada que pueda resultar un obstáculo. Te he contrado, ya no habrá obstáculos que se interpongan.

Fue en un atisbo cuando descubrí tu nobleza, pero, sin duda alguna, cada día me sorprendes más, con un nuevo trocito de tu ser, de tu forma de existir, de tu way of living and feeling.

¿Lo que más me gusta de cuando estamos juntos?
Tus ojos.
Porque al mirarlos, al observarlos respaldada por todo lo que siento por ti, que bien poco es frente a la vida que nos queda por vivir, veo todo lo que has vivido lejos de mí. Y me encanta. No hay nada que me guste más que ser consciente de que, antes de conocerme, has vivido millones de experiencias; has caído y te has levantado montones de veces. No hay nada que me guste más que mirarlos y saber que, a pesar de todo el camino que llevas recorrido, me has encontrado, nos hemos encontrado, y, a partir de ahora, ya no caminaremos solos nunca más.


I swear.

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