mayo 19, 2011

Querida Robin:

Querida Robin:

Yo, el rey de la elegancia, el dueño y señor de los corazones femeninos, la envidia de todo hombre, el ser superior que todos estaban esperando para llenar sus vidas, he decidido escribirte esta carta para que vayamos poniendo todos los puntos sobre las íes. Ah, por cierto, soy Barney. ¡Mierda, no tenía que haberlo escrito tan directo!


A lo que vamos: te he notado algo rara últimamente; por qué no decirlo, de vez en cuando dirijo mi vista más allá de mi trono, allá abajo donde mis plebeyos preparan mi almuerzo y cepillan a mis leones. En esa muestra de humanidad por mi parte, me he percatado de tu extraño comportamiento. Lamento decirte que tus tretas no te servirán de nada. Sé que no quieres hablarme por lo de aquella chica (o aquellaS chicaS, quién sabe..., ya me lo aclararás), pero aquí está tío Barney para aliviar tu dolor.

Has de comprender que algo tan bueno no puede pertenecer a una única persona. Yo le hago un favor al mundo compartiéndome con el resto de mujeres. Imagina que Fleming hubiese preferido esconder al resto del mundo su descubrimiento, o que Jesucristo hubiese preferido no hacer milagros más que para él y su colega Judas. Por dios, Robin, ¡qué barbaridad! ¿Cómo puedes ser tan egoísta?

                                        Barney, ¡idiota!


(Oh, disculpa a Lily, ha tenido un mal día hoy. Por lo visto un niño se ha hecho popó en clase y le ha tocado a ella limpiar hasta la última... gota.)

No te enfades conmigo por querer dar al mundo el mejor invento del siglo: Yo. Seamos amigos, como antes, ¿de acuerdo? Como cuando hacíamos competiciones de beber cerveza, o como aquella vez que compartimos noche de trajes. Oh oh, o aquella vez que me ayudaste a ligarme a aquella chica.

Scherbatsky, mi conciencia no estará tranquila hasta que vuelvas a ser mi amiga. Hasta entonces, estaré justo aquí esperando tu respuesta.

Barney Stinson

PD: no cierres la nevera y tráeme una cerveza ya que vienes hacia aquí...

1 comentario: